No quiero formar parte de tu juego, ese juego en el que salgo perdiendo. No sé de que te asombras si sabes perfectamente a qué me refiero. Tus reglas son muy simples, únicamente son dos, unidas a un tablero repleto de engaños con casillas que me dicen un falso '' Te Quiero''. ¿Quieres que te recuerde tus reglas?. Allá voy:
Tú mientes. Yo te creo.
Definitivamente, sí, debo reconocer que eres la persona que mejor juega, como también debo reconocer que me vi inerme ante tus movimientos.
Me decido y rompo el reloj de arena, se acabó el tiempo de tu interminable turno que tanto te divierte y ahora... me toca a mi lanzar el dado, coger una tarjeta que dice '' No quiero el papel del corazón roto'' y finalmente quedar libre de tu prisión.
Te mostraré algo, exactamente, mi juego. Donde esta vez no ganarás ni me volverás a engañar. ¿Piensas que pondré la otra mejilla? no me hagas reír. Has perdido, acéptalo, no tienes más oportunidades y me voy a buscar con quien jugar con mis propias reglas.
Yo te quiero. Tú me quieres.
Ya lo ves, esta vez te olvidé. No eres imprescindible.
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