Ese juego de niños que una vez en nuestra vida todos hemos hecho con la esperanza de obtener un simple ''me quiere'' que nos hacía sonreír como bobos y os preguntareis ¿por qué? es una respuesta muy fácil y concreta, simplemente esperábamos que ese pequeño pétalo solucione nuestros ''problemas'' amorosos de esa época.
Pasábamos mucho tiempo viendo esas películas Disneys con sus perfectas princesas y, como no, sus maravillosos príncipes que nos contagiaban haciéndonos esperar ese mismo final con esos mismos personajes perfectos que, como ya sabemos, no llegaban. Creíamos que esa era la verdadera ''realidad'' y que ese pequeño pétalo con ese gran mensaje formaba parte de esa ''realidad''.
Ahora podemos pensar que es un juego estúpido pero si nos paramos a pensar ¿y por qué no? a pensar más como niños, aquellos niños que no les importaba decir lo que piensan, ¿no llegáis a la conclusión de que se trata de un juego cargado de ilusión? nosotros sí, ¿acaso no llenaba de ilusión ese pétalo llamado ''me quiere''?
¿Os acordáis de cuando salía ese temido ''no me quiere''? aquellos que eran más ''fuertes'' lo asimilaban y pasaban a otro juego, era divertido solucionarlo todo con un ''ya no juego más'' o ''empezamos otra vez'', otros que no querían que el juego terminase de esa manera volvían a empezar con otra flor, esperando así, al pétalo querido.
Con los años ese juego se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza ya que en muchos de los casos no llega el pétalo esperado y nos abarcan el mal de amores, en la adolescencia, por la llegada de ''sapos'' que se creían ''príncipes''.
SIEMPRE
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